Todas las mañanas, forman piña bajo la marquesina del bus, sin dar opciones a los que también buscamos el cobijo mañanero...
Esperan una ruta al igual que lo hago yo. Ella les habla con ese toniquete de abuela de pueblo entre cariñoso y desabrido, hoy te has puesto mal el jersey paqui, no viene elenita y la ruta está por llegar, cariño, no te acerques tanto al borde...
Hace su papel con esmero, es un poco machenca, de pechumbre más que generosa, siempre con su pantalón de chandal a juego con el jersey... uno se imagina su casa llena de lazos, puntillas, marcos y lámparas doradas, objetos imposibles de merchandising. Y siente una punzada morbosa al ir más allá.
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