Recuerdo cuando entró en nuestras vidas, la de todos los primos que pululábamos nerviosos por el chalet familiar. Era como "Jabba the Hutt" pero enjoyada hasta el infinito, a todos se nos hacía un poco duro cumplir con el protocolo de ir a darle un beso, pero olía bien, su piel era suave, flaccida.
Tenía mucho dinero, y muchas tierras en su filipinas natal. Mis tíos decidieron traerla cuando sus facultades estaban ya mermadas por la edad y su inmensa gordura.
Hablaba un español muy rudimentario, y le encantaba que le pusieran niños pequeños en su regazo, y de eso siempre hubo en mi familia.
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que historia tan bonita...
ResponderEliminarla sonrisa del miércoles :)